viernes, 12 de octubre de 2007

Mordiendo las nalgas

Y si, ¿llega el día en el que "sólo una cuartilla" es insuficiente? Crearía un nuevo blog, pero ¿qué titulo tendría? (“Y sin querer comenzó a escribir la segunda cuartilla, quizá, sólo quizá, para protegerse del día siguiente”).

Me sincero. Lo último que deseo en este momento es imaginar títulos al azar… Pero la tentación se ha vestido seductoramente y por pequeñísimos instantes me parece que quiero morder las jugosas nalgas de la mujer en la que se ha transformado la luz de la pantalla.

Releo, rastreo en mis propias palabras el puente hacia las siguientes líneas reprimiendo el reto, postergando la decisión. Comienzo a angustiarme y pienso que escribir es esconder la sensación de angustia entre palabras. Me detengo y me pregunto nuevamente por lo que seguirá.

Me convierto en un niño orgulloso que ha decidido no aceptar el reto. Me mantengo de pie, estoico, lleno de deseo y curiosidad frente al juego que se desarrolla ante mis ojos. El niño que soy ahora, es el mismo que he sido al comenzar ingenuamente esta cuartilla, sin duda soy una víctima del orgullo infantil (pero, ¿acaso hay otro?). Pero quiero seguir y decido observarme, evitar las distracciones que me hagan olvidar el orgullo que me mantiene aquí, de pie, estoico, lleno de deseo y curiosidad por el juego que ha comenzado sin que lo notara, todo, por escribir.

¡Qué ocurrencia esta de jugar a ser el niño estoico que desconoce las reglas que el mismo se ha impuesto. Vamos, vamos, falta poco!

He vuelto a ser yo y escribo de esta experiencia que es describir el mundo interior que se niega a sí mismo. Abandono el juego y me presento una vez más como el escritor de un blog que nació temiendo su caducidad. "Un título, sólo uno". Pero no, el niño observa con expresión inquebrantable. Lo miro a los ojos y me silencia una vez más. “¿Mañana?” Y mantiene su silencio. ¿Quién ha hecho pasar a este niño? ¿Por qué no dejarlo afuera? Su curiosidad no es salvoconducto, podría encontrarse en peligro y su orgullo le impediría notarlo. Nadie responde. Surge entonces una pintura surrealista en la que me observo observando a este intruso que se ha instalado como un accesorio más de la casa.

Encenderé un cigarro. El último antes de ir a dormir. Sólo llegan títulos que no serán escritos, por lo que no queda más que comenzar el final de esta cuartilla. No quiero usar el mismo recurso, así que seguiré hasta que…

No hay comentarios: