domingo, 21 de septiembre de 2008

Psicosis

La expresión en su rostro delataba la intención de acercarse y hacer algún comentario ilógico, o peor aún, lleno de toda la lógica posible que puede generar la interacción de dos vecinos que sólo comparten el patio de entrada. “El” un tímido y huraño escritor que dividía su día en dos para pagar la renta y comer. El otro “el”, un adolescente con franca tendencia a las rancheras y la psicosis (según un fantástico diagnóstico que rememoraba lecturas de otro tiempo). Regresaba de comprar cigarrillos inmerso en pensamientos que no le llevaban a ningún lado. Había pasado el día Leyendo “Trilogías de Nueva York” de Paul Auster y todavía pensaba en Quinn. Abrió la puerta del patio y observó a “el” abrazando un garrafón de agua mientras caminaba a su encuentro. Sabía que diría algo, algo para lo que su imaginación no estaría preparada. Ese contacto dominical (el único del día) lo aterraba. Pensó regresar, como quien olvidó el cambio en la tienda de la esquina y dar una caminata nocturna, pero el recuerdo del párrafo a mitad de camino lo detuvo. No tenía opción, así que selló con una amable sonrisa su destino. “¿Quieres escuchar algo “bajo”?” Preguntó “el”. Una vez más había sucedido, su imaginación no estaba preparada para la interacción casual con este chico. Quizá si lo conocía un poco más. No obstante, la posibilidad de exponerse a conversaciones frecuentes se lo impedía. No tenía motivos para sentir ese rechazo ("quizás las rancheras"), pero bien sabía que podía introducirlo a otros géneros. Comenzaría por los más melodiosos y empáticos, Bebel Gilberto, Joao Gilberto, Gal Costa, Caetano Beloso; luego le revelaría a Dave Brubeck, daría un tímido paso con Dave Holland, se arriesgaría un poco con Coltraine y entonces lo iniciaría en los secretos de John Zorn a travás de Medeski, Martin & Wood, dejándo sólo para el final el sonido irrepetible del maestro, el mismísimo Zorn. Pero, vamos, todos sabemos que no lo haría a menos que, asomado entrometidamente por la ventana “el” preguntara qué era aquello que escuchaba mientras miraba el techo. “¿Quieres escuchar algo “bajo”?”, preguntó nuevamente. Desarmado y lleno de curiosidad respondió, “sí”. Entonces "el" acercó su boca al botellón de agua vacío y sopló. “¿Escuchaste?” “Está al borde de la crisis psicótica”, se dijo “El” y sin pensarlo respondió, “no”. “Acércate un poco”. Consciente de su equivocación, decidió seguirle la corriente al pobre chico y se acercó, asegurándose que sus brazos permanecieran alrededor del recipiente. Inquieto y casi confundido por la cercanía con aquel candidato a vivir en una realidad paralela, lo observó soplar nuevamente y escuchó una vibración apenas perceptible e indudablemente grave. “¿Podrías hacerlo otra vez?”, dijo sin poder reprimirlo y ante lo cual “el” sonrió como quien exhibe un truco de magia a un niño. Volvió a hacerlo y “El” fascinado por el descubrimiento dijo “!Claro!”.

Se despidieron de acuerdo al protocolo de cortesía vecinal, "buenas noches, que descanses", "buenas noches señor, que descanse" y cada uno siguió su camino. "El" entró a su casa aún sonreído, “quizá vaya directo a Zorn”.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Cuando una persona dice que quiere escribir, uno debe hacer todo lo posible por ayudarla, pero cuando una persona te dice que quiere ser escritor, lo mejor es alejarse del material que produzca.
He revisado cuatro o cinco de tus textos (es domingo) y aunque he intentado leerlos, en todos me he encontrado con tu Ego tapándome la vista. Siempre en el medio, validándome el texto con las referencias a los buenos autores que lees y la excelente música que conoces. Me encantaría decir que los he entendido, pero la ignorancia activa que ejerces sobre las reglas del discurso escrito sólo las supera el amor que sientes por ti mismo. ¿Te parece que es una crítica destructiva? En verdad no, para una persona que quiere escribir este comentario sería uno más de los tantos empujones que lo obligan a estudiar el método de la escritura (que no es lo mismo que leer mucho), pero en tu caso no es así, tu quieres ser escritor y ver si así consigues que más chicas bonitas te acepten una cerveza, o quizás lo haces para validar lo diferente que quieres ser….en verdad no lo sé, te conozco sólo por tus textos (y la mayoría no se entiende).
La terrible verdad es que una crítica destructiva a tiempo te va a resultar más útil, mientras dure tu deseo de escribir la gente va a salir perjudicada, desde los que nos topamos con tu indescifrable discurrir de la conciencia por accidente, hasta los amigos a los que seguramente les pides consejos y deben forzar una sonrisa.
Obviamente no vives de la escritura por lo cual no tenemos que preocuparnos por tu futuro y mucho menos esperamos verte publicado (en el mundo editorial a diferencia de internet todavía existe un filtro)…es simplemente el malestar que produce la libertad de internet, obligándonos a escuchar voces que nunca debieron hablar (no obstante estoy seguro que eres un tipo de lo más cool).
Prueba con el surf, dicen que no es tan complicado.
Adiós y gracias por tu silencio.

César dijo...

quién eres? me queda claro que preferirías no haberte topado con mi blog, pero al menos me gustaría saber quién eres.
c.

César dijo...

quién eres? me queda claro que preferirías no haberte topado con mi blog, pero al menos me gustaría saber quién eres.
c.

Naky Soto Parra dijo...

Mon César:
Entrégate. Blogguear es esto y es más. Te leen. Les gustas. Te leen. No les gustas. Te leen y te comentan. Te leen y no te dicen nada. Pasan y leen por encima. Te comentan. Pasan y leen el título y te confiesan su vida. Y tú vas en gerundio: planificando, reconectando, redescubriendo, olvidando, soñando, creciendo, creando, persuadiendo, invitando, escribiendo, sembrando, buscando, sanando, amando, explorando, reencontrando, escuchando, jugando, trabajando, borrando, corrigiendo, supliendo, arreglando, tachando, logrando, detestando, volviendo, sintiendo mi hermano, vas sintiendo.

Y ya está.

Acepta las palabras de Daniel y sigue, ya sabes, en gerundio.

Un abrazo queriéndote,